lunes, 21 de octubre de 2024

 

¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros individualmente, desde nuestra posición como empleadas o empleados públicos, para impulsar la igualdad entre mujeres y hombres?

Esta pregunta, que se nos plantea en el Reto 5 del curso sobre “FUNDAMENTOS SOBRE LA IGUALDAD ENTRE MUJERES Y HOMBRES”, bajo una apariencia sencilla, encierra en sí misma una gran complejidad.

Nos hace plantearnos si efectivamente la relevancia de nuestros pequeños actos cotidianos como empleados públicos podrían tener alguna relevancia en aras de alcanzar esa meta de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres.

La respuesta sería más sencilla si mi desempeño profesional efectivo tuviera que ver con la toma de decisiones, en cuyo caso, la respuesta derivaría más hacia cuestiones como impulsar protocolos o normativas contra el acoso sexual y a favor de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, reconocimiento de los logros desde una perspectiva igualitaria, adoptar medidas de conciliación en mi órgano o unidad administrativa, etc.

Sin embargo, siendo un funcionario perteneciente al Cuerpo General Administrativo, no manejando, por lo tanto, ninguna cuota de poder, ni ostentando ninguna relevancia desde la perspectiva de la toma de decisiones organizacional, la respuesta a la pregunta hay que buscarla en los pequeños gestos y automatismos individuales del desempeño profesional.

Así, considero que podría focalizarme en cuestiones tales como el adoptar un lenguaje inclusivo en mi quehacer diario (tanto en su manifestación de relaciones internas a nivel organizacional como externas, en cuanto a la relación con los ciudadanos y la forma de exteriorizar la actividad administrativa), tratar de visualizar y tomar conciencia de mis posibles micromachismos adquiridos en el proceso de socialización y corregirlos, estar alerta en mi entorno laboral inmediato y tratar de comunicar por cauces informales a mis superiores jerárquicos posibles situaciones de desigualdad, etc.

En fin, se trataría, sin más, de fijarme y reflexionar sobre los pequeños gestos cotidianos heredados de la cultura organizacional y de la propia socialización y educación individual adquirida, analizarlos desde una perspectiva de género y tratar, en su caso, de corregirlos.

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